About Me Introducción a la Filosofía.

Introducción a la Filosofía.

07 marzo 2007

Progreso e historia

El movimiento humanista introdujo una nueva modalidad de pensamiento histórico que rechaza la visión teológica y providencialista de la historia que había dominado en la Edad Media y que basaba en la intervención de la providencia divina la explicación de los acontecimientos históricos, reduciendo la historiografía a mera crónica y narración de hechos milagrosos.

La historia de los humanistas se convierte en un saber digno que busca descubrir los principios que rigen la sucesión de los acontecimientos humanos. Mientras algunos defendieron un proceso de decadencia desde una edad de oro y paradisíaca hasta la actualidad, pero los más los consideraron un progreso histórico pues según ellos el mundo se había convertido en un lugar mas habitable.

Los diferentes pensadores dan una gran importancia al hombre en el desarrollo de la historia, aunque no descartan la influencia de la fortuna, como Maquiavelo y su “discípulo” Guicciardini y también Bodino, evidentemente sin quitar importancia a las decisiones del hombre.

Bruno, seguramente el pensador que más reflexionó sobre estos temas, concibe el progreso como un continuo alejarse de la bestia hasta el hombre. Pero este avance requiere trabajo y voluntariedad.

Vico, claramente influenciado por el espíritu humanista renacentista, presentando la historia como “una historia de las ideas, costumbres y hechos del género humano”, viendo al hombre protagonista de la historia defiende que conociendo la historia se conocerá mejor al hombre. “Los hombre primero sienten sin reflexionar, después reflexionan con ánimo turbado y conmovido; por último reflexionan con mente pura”.

Si la historia depende del hombre, esta no esta libre de retrocesos hacia la barbarie, pero la caída no será definitiva, iniciándose un nuevo renacer de la historia humana.

Nueva actitud ante la naturaleza

A) EL MUNDO OBJETO DIGNO DE CONTEMPLACIÓN.

Debido a la nueva concepción del mundo, que deja de ser un valle de lágrimas, el estudio de la naturaleza fue una actividad desarrollada en el Renacimiento. Este estudio objetivo, huyendo de cualquier aspecto sobrenatural, dio lugar a la ciencia moderna y al método científico experimental.

Sin embargo, la exploración científica estuvo claramente dividida en dos líneas de pensamiento muy diferentes.

La primera de ellas corresponde a la escuela paduana, y Pomponazzi es su máximo exponente. Utilizando como modelo a Aristóteles busca una concepción del mundo naturalista, en la que las fuerzas de la naturaleza ejercen su acción sobre todos los seres. Creando un concepto astrológico de la causa, cosa que Galileo reemplazará por el físico-matemático, para obtener una ciencia exacta de la naturaleza.

La segunda es la que representa Bruno, para el que el universo es algo infinito y al devolver a Dios a su mundo, entiende a Dios en todas las cosas. Y su exaltación poética del universo siempre respeta la objetividad, ya que el conocimiento es siempre anterior al amor. Como gran diferencia con la concepción Medieval, con un mundo finito, inmutable y cerrado.

B) EL HOMBRE DOMINADOR DEL MUNDO POR SU CONOCIMIENTO Y VOLUNTAD.

En el Renacimiento se entendió el saber no como mera contemplación sino como una obra activa, estamos ante un tipo de saber que necesita “ensuciarse las manos” como indica Leonardo da Vinci, añadiendo la obra al pensamiento. El saber debe ser operativo.

Antes de que la ciencia moderna se consolidara, la magia ocupó un lugar muy importante en el Renacimiento, al entenderla como la actividad capaz de transformar la naturaleza mediante el conocimiento de sus leyes y de las fuerzas que la pueblan. Es la cima de todas las ciencias y utiliza sus conocimientos para llevarlos a la práctica. Esta magia no tiene nada que ver con la medieval que no pasa de ser pura superstición. La magia “científica” es negada más adelante por la ciencia moderna, que considera al mundo como un sistema matemático orgánico, como lo presenta Galileo y no como un ser vivo y divino.

El primer crítico de la magia fue Leonardo da Vinci, aunque su forma de entender el saber operativo es herencia de la magia. También Bacon bebió esa concepción para entender la ciencia como poder pero para ello, para que funcione, todo se debe hacer con el método científico.

C) DE LA MAGIA A LA CIENCIA: GALILEO Y EL MÉTODO CIENTÍFICO.

La naturaleza se presenta a Galileo como un sistema sencillo y ordenado “la naturaleza no hace por medio de muchas cosas lo que puede hacer con pocas”, nos dice Galileo. Para el la naturaleza es el dominio de las matemáticas. De forma que todo ha de demostrase a través del método científico. A la naturaleza no le gusta la poesía. Esta empresa tan compleja lleva a que en muchas ocasiones solo se pueda llegar a meras conjeturas. Galileo rechaza cualquier tipo de concepción antropomorfa y antropocéntrica de la naturaleza.

Y lo que realmente le separa de los “magos” es el método, que debe apoyarse en rigurosas demostraciones. Observación y demostración son los pilares del método. Este trabajo dio lugar a la llamada revolución científica del siglo XVII.

Galileo diferencia entre el lenguaje matemático-científico del filosófico, al que llamo genéricamente “estudios humanos”, desdeñando la filosofía naturalista que existía en su época, pero el pensamiento moderno que comienza con Galileo defiende la necesidad de “aprender a rehacer los cerebros de los hombre y a hacerlos capaces de distinguir entre lo verdadero y lo falso”.

La confianza en la razón de los humanistas se ha transformado en Galileo en la fe en la razón científica o en la ciencia sin más, como dice Ortega el hombre moderno vive en la ciencia y hace que la ciencia sirva de base al sistema de sus convicciones. Galileo se convierte en iniciador de la Edad Moderna y por eso su figura nos interesa tanto.

Revalorización del mundo humano: el amor a la vida.

Otro gran mérito de los humanistas es el aumento de valor de la vida, la muerte y el más allá dejan de ser importantes. Como dice Epicuro “mientras se vive no existe la muerte”, en el primer Renacimiento está fue la tónica general. Como vemos en el Decamerón de Boccaccio. Dos siglos después Spinoza defenderá este nuevo ideal humanista. Además también redescubren el cuerpo humano y alaban los placeres dejando de ser pecado para convertirse en un elemento de goce y alegría.

En la defensa del amor, los humanistas llegaron a defender el matrimonio y esta forma de pensar llevo a la pasión por la belleza a valorar la belleza y querer gozar de los bello. Esto se plasma en las artes que se liberan de la teología y les permite crear exaltando el cuerpo y la belleza.

G. Bruno y Alberti entre otros también defendieron los bienes terrenales y el poder, fruto del trabajo del hombre, el ideal de pobreza de la Edad Media es aborrecido.

Según Garin el Renacimiento fue una época espléndida, pero no feliz debido a las presiones de la Iglesia, sobretodo a partir de la Reforma y la Contrarreforma.

El camino hacia un pensamiento secular y libre

Los pensadores renacentistas tuvieron que luchar por un pensamiento libre y autónomo, la libertad como categoría antropológica, requiere un ejercicio del pensar. Esta conquista que permite crear la filosofía y ciencia moderna fue realmente dura, procesos como el de Galileo, cautiverios como el de Campanella, incluso la hoguera fue el destino para algunos, como Bruno o Vanini. Rompiendo con el mundo del pensamiento medieval, sustituyendo el principio de autoridad por el de la libre investigación.

Pomponazzi retoma a Aristóteles como modelo en el uso de la razón. No quiere en ningún momento conciliar razón y fe. Incluso dice que no necesita para nada la fe. Incluso llega a sostener que el la concepción del alma por parte de la religión es absurda, carente de sentido. Tuvo problemas con la iglesia, pero no consiguieron encarcelarlo. Para el las religiones son simplemente un instrumento para manejar al pueblo, tratándolo como niños con fábulas y castigando o premiando para enseñar el bien o el mal. Por eso a los curas les gusta tanto Platón, pues la religión está realizada con un lenguaje poético, algo que ya había advertido Averroes.

Campanella desde otras posiciones filosóficas se preguntará ¿quién se atreverá a poner limites al pensamiento? Defendiendo la libertad de investigación y del uso de la razón. La larga temporada que paso encarcelado le lleva a defender la libertad y buscarla desesperadamente. Para él “los tormentos y la muerte son las supremas armas del tirano” y “la libertad y la razón” las del cautivo que desprecia las del tirano. Convencido que la historia le dará la razón, no da su brazo a torcer y defiende el próximo final de la tiranía.

Giordano Bruno otro gran defensor de la libertad filosófica, en contra de la ignorancia sobre todo bajo el velo de lo sagrado. Perseguido por católicos y protestantes, se presentaba como, “ese despertador de almas dormitantes” tuvo que huir por Europa. En Ginebra en 1579 estuvo a punto de acabar en la hoguera acusado por los calvinistas, pero logro salvarse porque se retractó, pero más tarde en Venecia (1592) y Roma (1593-1600) se negaría, acabando torturado y quemado en 1600, como sus obras que prácticamente desaparecieron, hasta que el romanticismo alemán reedito su obras.

El más famosos de todos los procesos es el de Galileo y la Inquisición romana, que quemó a Bruno, buscando la libertad para la investigación científica liberándola de la teología, al cual condenaran por sus teoría copernicanas. La abjuración de Galileo, después de la condena en 1633, fue el desenlace de este triste y lamentable episodio de la historia científica, que siguió avanzando como pronosticaba Galileo.

Este ambiente represivo no duró todo el Renacimiento, al principio la libertad y permisividad fue la tónica dominante, hasta el Concilio de Trento (1545-1563), con el llegó la Contrarreforma, ya que la iglesia no solamente se lanzo contra la Reforma protestante sino también contra la filosofía y la ciencia por poner en peligro la ortodoxia de la fe. Todos los ordenes de la cultura sufrieron represión.

El hombre constructor de la sociedad política.

El hombre es capaz de crear la sociedad política, debido a que los pensadores humanistas ven a humanidad como un todo, formada por individuos unidos entre sí y extendiendo el orden de la razón a las comunidades humanas, intentando crear un estado justo. Pomponazzi: “Toda la especie humana es como un único cuerpo compuesto de diferentes miembros y dotados también de funciones distintas, no obstante ordenadas para común provecho del género humano”

En esta comunidad humana, los descubrimientos científicos y técnicos eran patrimonio de toda la humanidad, como dirá Bacon, el científico y el filósofo no debe esforzarse por mejorar su país, sino para fundar y extender el imperio del genero humano. Campanella aspira a una República Universal y defiende la no utilización de la fuerza, sino la razón haciendo ver las ventajas de esta forma de vida a los otros pueblos, solo entiende la violencia para defender la libertad propia o para liberar a un pueblo tiranizado si este lo pide, y en todo caso “debe lucharse, no para exterminar a los vencidos, sino para hacerlos mejores”, (La ciudad del sol).

En la República de Florencia de finales del XIV y principios del XV, Petrarca y Salutati entre otros intentaron crearon esa patria ideal, basada en la libertad.

Todos los pensadores renacentistas coincidieron en que la sociedad política era una creación de la comunidad humana, y por tanto echa para ella, pero evidentemente no se pusieron de acuerdo en como llevar esto a la práctica de forma que se pudiera crecer en progreso y libertad.

La mayoría, como G. Bruno, fue defensora de la nueva burguesía, sostuvieron que el progreso con el que el hombre va liberándose del medio natural, se debe al ingenio, sagacidad y esfuerzo de las personas, de los que depende su fortuna. Esta visión de la sociedad era claro que provocaría desigualdades, pero no eran importantes, ya que lo importante era el bien común, este mal es un pago para poder progresar.

Sin embargo los pensadores utópicos del Renacimiento, como Campanella, defendieron un modelo de sociedad distinto, formado por seres iguales y libres, donde lo más útil a la sociedad fuese al mismo tiempo lo mejor para el individuo. En la Ciudad del Sol, sostiene que todos los hombres serán iguales en el trabajo, sin esclavos ni siervos, e iguales también en el disfrute de los bienes. El hombre no tiene que correr tras las cosas para enriquecerse quedando esclavizado por ellas, sino que deben gozar con su propio trabajo y disponer de tiempo libre para sus actividades más personales. Nadie recibirá más de los que necesite, pero tampoco le faltará nada para llevar una vida grata.

En el otro extremo se halla el modelo de estado de Maquiavelo, principal pensador político del Renacimiento. Para Maquiavelo, el hombre es perverso y malvado por naturaleza, sin que tenga nada que ver con el pecado original como Lutero defiende. A lo largo de El Príncipe pinta un hombre malo, egoísta, vengativo.... por eso piensa que la guerra, el miedo y el desorden son inevitables. Sólo el estado puede garantizar una organización social, sólo la violencia del estado puede frenar la violencia de los hombres y convertirse en la garantía de la libertad de todos, limitando la libertad personalista, entiende que para eso hace falta una buena legislación, hábil y astuto político y una religión entendida simplemente como una fuerza social al servicio de la unidad y del bien público.

El hombre protagonista de su tiempo

La libertad para labrar su futuro, es la característica más importante, del hombre renacentista, “libre escultor y modelador de si mismo” como lo describe Pico en su Oración por la dignidad del hombre. Naturalmente esta grandeza arrastra responsabilidades y se puede no “ser” lo correcto, Pico sabe que el hombre puede usar mal su grandeza, pues no es lo mismo ser una cosa que otra. La libertad esta para obrar, construir e intentar el hombre completo, alejándose de la mediocridad.

El mito del pecado original se desvanece, el humanista no cree heredar un pecado de Adán, pero si podemos corrompernos como él pero no nacemos depravados y corruptos, chocando claramente con el pensamiento medieval que como el de la Reforma protestante, de Lutero y Calvino, condena al hombre por los pecados de Adán desde su nacimiento sugiriendo un hombre corrupto y depravado sin posibilidad de salvación por sus propios medios, solo a través de la fe y la religión.

Además esa libertad permite a un hombre unido a la naturaleza no solo moldearse a si mismo sino también al mundo, pudiendo no solo perderse él sino también destruir su alrededor.

Esta idea del hombre libre Pico la recoge de los antiguos textos herméticos, el Asclepios es claramente semejante en la idea del hombre con la “oración..” de Pico, y de otros humanistas. Pero aun así, él es el primero en pinta al hombre así, como radicalmente libre, desde su principio, la libertad es el principio del ser, ya que ella te permite hacerte a ti mismo.

Esto llevo a Pico a revelarse contra el determinismo astrológico, el determinismo de Pomponazzi que ya a liberado a los hombre de Dios, pero no de los astros es un ejemplo. Pico no quiere interferencias entre el mundo humano de la conciencia y las causalidades físicas, el hombre sobrepasa el mundo de las cosas, y por supuesto el de las estrellas, la libertad radical del hombre le hace resultado de su propia acción.

Pico coloca la libertad como una categoría antropológica que afecta a todos los seres humanos y esta es la autentica revolución del renacimiento, se habla de los progresos científicos pero estos no pudieron llegar sin un progreso antropológico, los filósofos sabían que la libertad era el punto de partida no de llegada.

Naturalmente esto exige al hombre un esfuerzo y una exigencia interior de vida y actividad para dominar la caprichosa fortuna. G. Bruno también está contra la astrología afirma que el verdadero cielo se encuentra en nuestros espíritus y que no podemos someternos a elementos ajenos a nosotros mismos. Lo mejor del hombre para verse exige esfuerzo y desarrollo de nuestro intelecto. León Battista Alberti : “El hombre no ha nacido para entristecerse en el ocio, sino para actuar en cosas magníficas y amplias”.

En el renacimiento otros pensadores no entendieron la libertad como Pico y sus seguidores, uno de ellos es Pomponazzi máximo representante del aristotelismo paduano y claramente influenciado por el movimiento humanista, trunca la libertad por la actuación no de Dios, sino de la naturaleza reduciendo a causas naturales los milagros y eventos sobrenaturales y dando a los astros un determinismo sobre el hombre. Para él el orden de la naturaleza es único e indestructible y es inútil soñar con estar por encima y más de allá de él. El hombre está ligado a la naturaleza y a la necesidad como todos los demás seres. Para Pomponazzi el hombre solo puede librarse del yugo de la naturaleza mediante su comportamiento moral, ya que actuando moralmente puede afirmar su humanidad.

Los dos polos del pensamiento renacentista son la concepción del mundo centrada en la humanidad que es entendida como libertad creadora que permite al hombre dominar la naturaleza y otra que centrada en la naturaleza, en la que el hombre queda relegado a un elemento del todo.

Los orígenes de la modernidad.

La obra de la razón griega se vio obscurecida y olvidada durante muchos siglos por las nuevas formas de fe que ejercieron su dominio sobre la vida de los hombres. Pero el espíritu que dio origen al pensamiento filosófico griego resurgiría con fuerza contribuyendo a un mundo donde el hombre se libere de la religión y la teología este mundo, en el que la razón es llamada cada vez más “razón científica”, es lo que conocemos como mundo moderno.

Para que la filosofía actual pueda realmente pensar en los problemas contemporáneos, para que sea eficaz con los problemas de hoy, debemos conocer los comienzos de este mundo que hoy nos toca vivir.

El punto de partida del pensamiento y del mundo moderno no podemos ni debemos en justicia situarlo en el siglo XVII como si fueses posible que de un escolasticismo decadente y petrificado pudiese surgir de pronto la filosofía y la ciencia moderna que representan Descartes y Galileo. Fueron los hombres del Renacimiento los que al ir declinando la concepción medieval del mundo, iban a desterrar las tradiciones clericales a favor de nuevos fermentos culturales que van a dar un vuelco a la cultura occidental.

El comienzo de este trascendental período de la historia se puede datar en el 1400 aproximadamente y podemos darlo por terminado hacia el 1650. Durante este largo tiempo el hombre europeo va a transformar el pensamiento cuyo resultado final será la creación de una nueva mentalidad, al que tanto humanistas, artesanos, artistas, literatos, comerciantes, filósofos y hombres de acción aportaron ese aire fresco, que inicia la modernidad.

El renacimiento es el primer paso del camino entre feudalismo y capitalismo, un cambio que afecta globalmente a toda la sociedad y a la economía. Esta “revolución” no se produce rápido, ni es una contraposición clara entre la luz y la oscuridad, sino más bien una mezcla y cruce entre la viejo y lo nuevo.

Los comienzos de este periodo en el siglo XV son ciertamente tiempos espléndidos, con grandes iniciativas que abrieron nuevos caminos en múltiples direcciones , pero fue también una época de gran confusión, como son todas aquellas en las que los hombres se desprenden de una determinada interpretación del Universo y del hombre y tienen que habituarse a una nueva perspectiva vital, como afirma Ortega.

Ortega y Gasset ha definido el siglo XV, como un siglo de crisis, afirmando que es la época más enigmática y compleja de toda la historia europea y del que llega a decir que si no se entiende bien, nada se puede comprender de los que ha pasado después. El individuo que según Ortega mejor representa esta época es Pico della Mirandola,

Pero lo realmente nuevo no fueron los muchos descubrimientos, sino la aptitud que los hombre renacentistas tuvieron frente al mundo, no solamente por observarlo como algo bello y valioso. Y sobre todo, la exaltación y grandeza del hombre, al convertirse en protagonista de su propio destino. Los filósofos y humanistas enseñaron que el hombre podía organizar su vida y la vida social de forma racional y libre. La potencia del hombre para crear le convierte en un ser excepcional, como dice Campanella: “Y, como un segundo dios, milagro del primero...”. Esto hace a los filósofos del Renacimiento abandonar el mito medieval de Adán y sustituirlo por Prometeo, creador de las artes e instrumentos de la vida civil.

El hombre renacentista se revela contra la jerarquía universal, es un revolucionario por que piensa que puede cambiar o crear situaciones nuevas para mejorar las existentes. Si sufre no es por voluntad divina, sino por que no se ha esforzado lo suficiente mental o manualmente. Esta nueva concepción de la vida y el hombre necesita libertad una libertad que el renacentista coloca en el centro para ordenar a su alrededor todas las demás facetas de la vida.


Pese a todo esto el hombre renacentista no vive de espaldas a la religión, Dios esta presente, pero si se produce un efecto de secularización de todos los aspectos de la vida, y por supuesto del pensamiento. Sobre todo en el siglo XV, la religión es un asunto privado, adoptándose una posición de indiferencia ante la jerarquía eclesiástica, sin duda una de las raíces del protestantismo considerado por Hegel como un movimiento claramente moderno.

Aunque el protestantismo ayudó a la liberación de la jerarquía religiosa en las relaciones con Dios al hombre, no hay que olvidar que el destino predestinado desde la eternidad que defiende Lutero es claramente antirenacentista y antimoderno. Precisamente eso impide a un humanista liberal como Erasmo unirse al protestantismo. Tanto la Reforma como la Contrarreforma son movimiento religiosos y el hombre renacentista no abandona sus creencias religiosas manteniendo una división interior que solo supera manteniendo la fe en un segundo plano, si la fe crece el conflicto aparece, pues la fe no puede ser racionalizada. Esto explica las numerosas conversiones y apostasías que van de un lado a otro, como señala Ortega y Gasset, de modo que una persona pasa fácilmente de una vida pagana a una cristiana y viceversa.

El retorno a los clásicos marca la renovación cultural de finales del XIV y comienzos del XV, el humanismo filosófico estudia a los antiguos viendo en ellos modelos de uso independiente de la razón, ubicando sus trabajos en su determinada época y sabiendo que la libre investigación es el método a seguir, entendiendo que el conocimiento es algo que crece a través de diferentes generaciones de estudiosos, trabajo que empezaron los clásicos, y que ellos continúan. La filosofía de esta época, nace con la necesidad de dudar de todo, para como en Descartes, a través de una duda metódica, comenzar a construir los cimientos sólidos del edificio del saber.

Aun existiendo un problema heredado de la filosofía medieval cristiana, la filosofía humanista fue el primer paso en el desarrollo de un pensamiento secular moderno. Por lo tanto Prometeo es importante como creador, pero Adán no es desterrado totalmente. La rebelión no es contra Dios, sino contra la Iglesia y la teología. Pero lo más importante es el papel del hombre y su gran valor como creador. Por eso Ortega puede afirmar: “la vida antigua fue cosmocéntrica; la medieval teocéntrica; la moderna antropocéntrica.”

Razón y fe en el mundo árabe: Averroes

En el mundo árabe, el islamismo no ejerció una represión tan fuerte sobre la filosofía como en el cristiano o el judío. Esta diferencia viene dada por la rapidez con la que la filosofía griega “colonizó” el mundo árabe, especialmente Aristóteles, gracias a las traducciones fomentadas por los abasíes, racionalizando el Islam. Además la revelación coránica formaba parte de la discusión filosófica tradicional, y por tanto pertenecía al ámbito de la razón.

Sin embargo al ir conociendo las diferentes teorías filosóficas griegas, surgió el inevitable enfrentamiento entre filosofía y teología., aun así la posición dominante fue la armonía entre filosofía y religión, como fue defendida por sus principales representantes, Al-Kindi, Al-Farabi o Avicena.

El gran enemigo de los filósofos fue el místico Algazel (1058-1111), intento combatirlos con sus propias armas, escribiendo varios tratados para desmontar y desacreditar el sistema de trabajo de los filósofos, diciendo “todo podría ser de otro modo”.

El gran defensor de la filosofía y mayor representante de la misma en la cultura islámica medieval fue, el cordobés, Averroes (1126-1198) cuya posición en la relación entre filosofía y religión va a ocupar un lugar central en todo el pensamiento medieval. Como comentarista de Aristóteles se reconoce su gran calidad, dichos comentarios hechos respetando los textos originales, sin ningún tipo de contaminación teológica o neoplatónica le sirven para debatir a Algazel, al distinguir entre las demostraciones “apodícticas”, que aportan una certeza absoluta, frente a las “dialécticas” que solo pueden ofrecer una mayor o menor probabilidad.

Los errores filosóficos no invalidan a la filosofía como método para conocer la verdad, cuya conquista se debe al trabajo de mucho hombres a lo largo de la historia. Averroes no solo defenderá la autonomía de la filosofía como la verdadera ciencia del hombre, sino su primacía junto al saber científico sobre cualquier otro saber. La filosofía no puede estar bajo la influencia de la teología. Pero Averroes fue un creyente, y creía firmemente en el Corán, como el Libro de Dios. Defendía que solo hay una verdad, pero dos formas de encontrarla, la filosofía y la religión. Por lo tanto no hay que temer la filosofía, ya que esta nunca podrá negar la revelación divina, pues solo hay una verdad y esta no puede contradecirse a si misma.

La verdad filosófica esta al alcance de unos pocos, los sabios, mientras que la verdad revelada a través de alegorías y parábolas permite llegar a todos los hombres y resulta suficiente para la consecución de la felicidad. La posible contradicción entre la palabra divina y la filosófica debe de ser algo solamente aparente y superficial. Precisamente los sabios son los que han de poder interpretar el lenguaje alegórico y desvelar el significado oculto en las palabras divinas. Por lo tanto la filosofía no es un problema para la fe, de la misma forma que la fe no debe ser un problema para la verdadera filosofía, pues esta es la única interprete de la verdad revelada en la palabra divina. Para el la filosofía es la mejor de las religiones.

Averroes comenzó la lucha que se llevará a cabo en el Renacimiento por una razón autónoma en todos los campos del saber.

Razón y fe en el mundo judío: Maimónides.

La polémica ante la relación de fe y razón en el mundo judío medieval, fue básicamente igual a la del cristianismo. Los ortodoxos judíos, veían en la filosofía un peligro, por las dudas que presentaba respecto a la doctrina religiosa, imposibles de responder y que apartaban al pueblo de una fe ciega.

Sin embargo los judíos amantes del saber, evidenciaban la necesidad del uso de la razón para la defensa de la teología, ya que la inteligencia era la perfección suprema de la creación divina dada al hombre.

El pensador más brillante en este planteamiento fue Maimónides (1135-1204) que ocupa un lugar fundamental en la historia del pensamiento judío. El cordobés intento unir la Torá y el Talmud con las ideas aristotélicas, del que defendió su obra. Se habla del “Santo Tomas judío” pero se debería expresar mejor al revés refiriéndonos a Santo Tomas como el “Maimónides cristiano”, ya que influyó muchísimo en el pensamiento de este, esto se aprecia sobre todo en la “Suma Teológica” del autor cristiano.

Maimónides considera la razón el mejor regalo de Dios, ya que citando a Isaías dice que la tierra esta llena de la sabiduría de Yahvé. Por eso abriendo la puerta a la filosofía se fortalece la fe. Si no tienes conocimientos puedes caer en falsas creencias y además estas a manos de tus enemigos. De ahí, su intento de “construir un gran muro entorno a la Ley para protegerla contra las piedras que se le arrojan”. Su tarea :La defensa de la Ley desde la verdad la especulación filosófica debe confirmar las verdades de la Ley desde la verdadera especulación.

Sin embargo el hombre no puede comprenderlo todo, algo se nos escapa y debemos recogerlo de las revelaciones proféticas. No se trata de cortar el uso de la razón, sino de reconocer que la inteligencia humana tiene un límite.

Así, aunque admirador de Aristóteles, se distancia de él en las doctrinas que contradicen el dogma judío como la creación, aspecto que considera fundamental para la religión. Según el filosofo cordobés no se pueden demostrar filosóficamente la creación ni la eternidad del mundo, aunque ve más plausible lo primero que lo segundo.

Atacado por los ortodoxos judíos, Maimónides siempre escribió para la defender la Ley, pero siempre defendiendo al hombre, en el que cree enormemente. En su Epístola sobre Apostatía, y para ayudar a su pueblo muy perseguido, defiende la apostatía ante la muerte, defendiendo que ante la tortura y el asesinato el derrotado siempre es el torturador. “La Ley ritual ha sido hecha para el hombre, no el hombre para la Ley ritual”.

Razón y fe en el mundo cristiano medieval.

La irrupción del cristianismo y su posterior dominio en occidente, marco definitivamente la orientación del pensamiento filosófico, pero así mismo, la religión necesitaba de la filosofía para crear en primer lugar sus propias creencias y después un sistema doctrinal de las mismas. Este acercamiento no fue amistoso, ya que la filosofía era un grave problema para la iglesia, aunque no todas las filosofías se trataron de la misma manera, ni todos los padres de la iglesia pensaban lo mismo respecto a ella. Esa dualidad se puede ver ya en San Pablo.

En los inicios del cristianismo, fue cuando más se necesitaba defender la fe y Tertuliano (169-220) es un claro exponente de está separación entre filosofía y fe. Sin embargo los padres con formación y lengua griega, defendieron dicha unión como Clemente de Alejandría (150-214).

En esta línea de establecer una continuidad del cristianismo con la filosofía se encuentra San Agustín.(354-430) que no duda en presentar al cristianismo como la auténtica filosofía. Para el la filosofía es la búsqueda de la felicidad, la búsqueda de la sabiduría era el camino hacia la felicidad. Pero también defiende que la fe, es el requisito necesario para la comprensión. Para entender es preciso creer: “crede ut intelligas”. Para el la fe, es el atajo que permite llevar una vida sabia y feliz sin necesidad de grandes estudios. Sin embargo a aquellos que pretenden olvidar la razón les dirá: “intellige ut credas”, ya que también es preciso entender para creer.

En la misma línea, San Anselmo (1033-1109) defiende una inteligencia de la fe, comprender lo que se cree, algo que según él brota de la fe y es una exigencia misma de la religión. Esta tan convencido de su fe, que se permite meditar sobre la razón de su fe a través de “razones necesarias”, razones por las cuales se debe aceptar lo creído. La fe, nunca esta en cuestión, sino que debe estar en el inicio de está meditación intelectual. Sin ella la razón sola, se descarriaría y podría volverse herejía.

El argumento ontológico para demostrar la existencia de Dios es el ejemplo más notorio de este pensamiento “por razones necesarias”, es necesaria la fe, para el entendimiento de las demás cuestiones, por lo tanto es necesaria la existencia de Dios. “Si no creyereis, no entenderéis”.

Este paraguas bajo el cual la filosofía debía desenvolverse, enseguida quedo pequeño. El descubrimiento del pensamiento aristotélico, supuso el reconocimiento de un sistema de conocer basado solamente en la reflexión y la razón.

En este papel encontramos a Santo Tomás de Aquino (1225-1274), que fue un entusiasta aristotélico y un ferviente y sincero creyente. Su postura consistió en defender una separación entre filosofía y religión, la filosofía procede de abajo, a través de las cosas creadas. Mientras que la teología procede de arriba, de los contenidos de la palabra de Dios.

Pero la autonomía que concede a la filosofía no es plena ya que, como era inevitable, ambas se contradicen en algunos puntos. Entonces Santo Tomas defiende la imposibilidad de que Dios se equivoque, invalidando así, las razones filosóficas a favor de la teología.

Además defenderá una única interpretación de la palabra divina, por lo tanto, califica de herejías todas aquellas que no sean correctas. Lo que no tiene claro es, cual es la correcta interpretación. No hay que olvidar las diferentes corrientes o iglesias dentro del cristianismo.

Como era normal la visión tomista tuvo grandes enemigos como por ejemplo, Guillermo de Occam (1285-1349) que descalifica la filosofía como apta para entender la palabra divina. Ya que la razón es algo totalmente humano y nada tiene que ver con Dios.

Religión y filosofía: dos formas de ver el mundo.

Puede decirse que la relación entre religión y filosofía, entre razón y fe, fue una de las preocupaciones básicas y fundamentales en este larguísimo período de aproximadamente mil años que abarcó la Edad Media.

Esta relación no puede ser calificada como apacible, sino más bien todo lo contrario, tortuosa y complicada. La palabra de Dios contiene una verdad absoluta, mientras que la palabra del hombre viene dada por una postura reflexiva y esta sujeta a posibles discusiones y abierta a cambios.

En ambos casos el punto de vista es diferente, desde el lado de la filosofía está lucha parece siempre destinada a buscar un espacio para la razón, una búsqueda de la autonomía propia. Evitando ser tratada como una “sierva de la teología”, buscando la libertad constantemente.

Si lo observamos desde el punto de vista de la religión, el debate cambia para tratar fundamentalmente de la compatibilidad o incompatibilidad, o de colaboración o de oposición. La primera de ellas es defendida por quienes piensan que la fe lo es todo y la filosofía, e incluso cualquier conocimiento mundano, es dañina. Esta visión evidentemente no puede ser mantenida, ya que cualquier religión sin un saber o análisis racional esta condenada a la superstición. De hay que San Agustín o San Anselmo, vieran la relación más como cooperación, por lo tanto tendríamos dos formas de conocimiento distintas, la fe y la razón.

Esta “lucha” entre razón y fe, se mantiene hoy en día en nuestra sociedad, no quedando encerrada en la Edad Media.

28 diciembre 2006

Los orígenes del pensamiento filosófico

¿POR QUÉ LOS ORÍGENES?

El origen griego de la filosofía occidental es lo que nos obligará a conversar con los antiguos pensadores griegos para entender la naturaleza de la filosofía tarea muy difícil si cortamos los lazos que unen el pensamiento actual con sus antecesores.

Aquellos que consideran que la filosofía nace a principios del siglo XX, y de denominan a esta filosofía “filosofía científica” en contra de los que ellos consideran mero pensamiento especulativo “filosofía precientífica”, cometen un serio error al no entender que la filosofía es un producto histórico y por tanto es la historia la que lo condiciona.

Es natural que en el siglo XX, debido a los avances técnicos y científicos, la filosofía trate sobre otros problemas y cambie su papel en la sociedad en la que le toca vivir, pero siempre es y a sido una actividad crítica y creadora y la observación de sus orígenes nos ayudará a encuadrarla en su momento histórico, para comprender mejor cual debe ser su papel actual.

¿POR QUÉ SURGIÓ LA FILOSOFÍA? CAMBIO DE RUMBO EN EL PENSAMIENTO.

La filosofía está vinculada a los principales aspectos de la vida humana, de sus necesidades, no es una actividad aislada. Lo mismo que el mito y la religión trata de acortar la distancia que separa al hombre de un mundo extraño y desconocido, con el que no es posible convivir fácilmente.

Ambas, filosofía y religión, tratan de ayudar al hombre a “sentirse como en casa”, en este mundo, que le sobrepasa, porque los mitos y religiones podrán no ser verdaderos, pero desde luego no carecen de sentido.

La filosofía, como la religión, es un sistema de interpretación que abarca tanto a la naturaleza como al hombre. Pero en un determinado momento y lugar se produce una reacción frente a los hábitos del pensamiento mítico, se abre una brecha, que terminará produciendo una ruptura impuesta por el pensamiento filosófico.

El logos sustituye al mito. Frente a un lenguaje invocativo o declarativo, claramente religioso o mítico, aparece un lenguaje demostrativo. Abandonando el camino mítico-religioso en la investigación para acercarse a la luz de la razón.

Esa necesidad de explicar lógicamente las cosas tuvo lugar en la cultura griega, creadora de la razón humana, que utilizo la razón para intentar solucionar sus problemas y necesidades. Los dioses pierden protagonismo, cediéndoselo al hombre. Un hombre que poco a poco va forjando su destino. Este cambio se ve reflejado en la literatura por ejemplo.

El hombre intentará comprender al mundo, antes misterioso y desconocido, por medio de su propia reflexión para estructurarlo, modificarlo y cambiarlo, haciéndolo familiar y por lo tanto menos misterioso.

Esta tarea nueva, corresponderá a los filósofos desbancando a los sacerdotes y profetas recurriendo a la frágil pero poderosa razón cambiará la humanidad. Estos precursores no se refugiaron en la revelación o en los secretos divinos, sino que se atrevieron a examinar las cosas por sí mismos abriendo el camino para la ciencia y la filosofía.

Al igual que la religión la filosofía nace ante una necesidad humana, pero para precisamente desbancarla. Cuando la sociedad griega entendió que la religión, no era suficiente, la razón ocupo el espacio que la sociedad le dio. Solo la verdad tangible será la posible, puesto que debe ser razonada y real.

Cuando los primeros pensadores se esfuerzan en crear una verdad sobre la naturaleza, intentan que sea práctica y útil, una verdad que permita entender el mundo, un saber eficaz, este es el principal sentido para el surgimiento de la filosofía.

Estos pioneros entendieron que la verdadera eficacia, que es lo que justifica la actividad de pensar, solo es posible a través del pensamiento racional. Esto es algo que no se consigue normalmente a corto plazo, incluso hay veces que es imposible en términos de eficacia práctica. Aun así, la actividad científica y filosófica se declara como la única que puede ayudar en el desarrollo del hombre y la sociedad.

La acusación de incomprensión de la actividad teórica, sin vertiente práctica o difícilmente aplicable, es algo muy antiguo en la filosofía.

Pues se dice que una aguda y graciosa esclava tracia se burló de Tales, porque, mientras observaba las estrellas y miraba hacia arriba, se cayó en un pozo; ávido por observar las cosas del cielo, le pasaban desapercibidas las que estaban detrás de él y delante de sus pies

Esta anécdota que Platón narra sobre Tales, también la comenta con esta palabras “esta burla viene muy bien a todos aquellos que dedican su vida a la filosofía”, reconociendo que existe el riesgo de que el pensador se olvide de las verdaderas tareas de la actividad del pensar, pero eso no es achacable a la propia filosofía.

Este cambio de ideas que intentaba cambiar el mundo requería nuevos valores intelectuales que no ofrecen mito y religión, necesitaba un nuevo orden teórico. Para ello es necesario rechazar los viejos métodos de pensar que estaban contenidos en las grandes obras poéticas. Los poetas griegos, en especial Homero, fueron los educadores del pueblo. La filosofía aparece como una crítica de la poesía, no de la forma, pero si del contenido. Pero al cambiar el contenido, también cambió el estilo del lenguaje. En contra de la solemnidad y la magia de la poesía, el lenguaje filosófico se caracteriza por la sobriedad, la sencillez y la austeridad. Sin por ello perder el encanto.

Los filósofos criticaron a la poesía porque no podía responder de manera objetiva y con precisión a las situaciones que la vida diaria exigía. La épica homérica carecía de rigor. Aun así, el cambio no fue una cosa rápida e inmediata, sino que es una tarea que aun persiste en nuestros días

Dos aspectos importantes:

Primero los nuevos pensadores no querían una simple “deconstrucción”, no critican por que sí, sino que intentan buscar una solución lógica, razonada a los problemas cosa que no conseguía la religión, de manera que buscaban resultados. Es posible que el problema de algunas corrientes filosóficas contemporáneas se deba al olvido de esta esencial función que tuvo la filosofía en sus inicios.

Segundo, estos pioneros no entendían la filosofía como una actividad puramente especulativa, sino que como hemos observado, no se alejaban de la realidad con pensamientos sublimes, manteniendo la realidad cotidiana como algo suyo. Este error también repetido en diferente corrientes de pensamiento, es una degradación de la filosofía e ignora esta función también esencial, nada de saber por saber, sino saber para conocer la naturaleza y mejorar el bienestar del hombre.

Epicuro:

“vana la palabra del filósofo que no alivie los sufrimientos humanos”

LOS “INICIADORES” DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO.

¿EN QUÉ CONSISTIÓ SU FILOSOFAR?

Los inicios se dieron en Grecia, más concretamente en la Grecia marinera, en Mileto. Estos pioneros como Tales, Anaximandro y Anaxímenes que analizando la naturaleza le despejan el velo de los sobrenatural. Tales predice el eclipse de sol del 28 de mayo del 585 a.C. Las luces se “instalan” poco a poco en la humanidad.


14 diciembre 2006

Diagnóstico y valoración de la diversidad. Una propuesta.

La diversidad es evidente a lo largo de la historia de la filosofía y también los fracasos en los intentos reiterados de hacer una filosofía de la verdad única o los de hacer de la filosofía una ciencia. Ambas visiones de la filosofía son erróneas puesto que basta que una filosofía nazca con su idea de superioridad sobre las anteriores para que la que le desbanque empiece a germinar. Y evidentemente la filosofía no es una ciencia, en la que los métodos son más claros.

Y como hemos comprobado anteriormente el intento de definición de la filosofía no tiene sentido.

“Por consiguiente, la filosofía se limita a ser una idea de una ciencia posible que nunca se da en concreto, pero a la cual intentamos aproximarnos por varios conductos... Hasta el presente no puede aprenderse filosofía alguna, pues ¿dónde está ella, quién la posee y en que puede reconocerse? Solamente puede aprenderse a filosofar”

Kant, Crítica de la razón pura --Metodología Trascendental--

Por lo tanto nuestra misión como filósofos, consistirá en aprovechar esas múltiples caras que toma la filosofía, y no debe ser esto un elemento desolador, sino un aliciente.

Estudiemos a los filósofos antiguos sin intentar “matar” su creación, ya que eso no nos llevará a nada, esa forma de entender la filosofía hasta el momento no nos ha llevado a ningún lado. Es necesario observar las necesidades históricas a las que intentaron responder dichas filosofías en su momento, y no simplemente a ver como unas enterraban a otras.

Aunque el pensador deba dirigir su esfuerzo al hoy y al ahora, no debemos olvidar la historia de la filosofía, aunque evidentemente no va a solucionar los problemas actuales, nos ayudará a través de los diálogos con los “antiguos” a entender mejor la situación actual y a encontrar respuestas adecuadas a dichas cuestiones.

Esta posición tendrá defensores y detractores, como todos los tratados filosóficos, pero el razonamiento de la propuesta es simplemente eso, una propuesta para reflexionar en primer lugar sobre la historia de la filosofía.

21 noviembre 2006

¿Qué es eso de la Filosofía?

CAPITULO I

Sócrates dijo que el comienzo de toda sabiduría está en reconocer la propia ignorancia, tal vez con este camino nos coloquemos en el camino correcto para comenzar el estudio de la filosofía. Ya que ni los filósofos tienen claro lo que es la filosofía.

El intentar la definición, además de no conseguir, probablemente, algo útil posiblemente trunquemos el verdadero significado de lo que perseguimos definir.

Recordar la frase de Lacan cuando dice que definir es lo más semejante a “apresar la mosca en el ámbar para nada saber sobre su libre vuelo”.

Además la imposibilidad de definir una reglas científicas para la filosofía han impedido un progreso filosófico, entendido como progreso científico que si se ha dado en las otras ciencias, imposibilitando un cuerpo de verdades filosóficas.

Las preguntas que intenta responder la filosofía, no se pueden resolver en un laboratorio, mediante experimentos. Por eso es inútil intentar encontrar alguna vez para ellas una respuesta definitiva.

Otro rasgo diferenciador de la filosofía, respecto a otras actividades humanas, es que la filosofía necesita plantearse su propia naturaleza, tiene que dar cuenta de si misma. Un músico, por ejemplo, no se plantea la naturaleza de la música, y si lo hiciese, ya no estaríamos hablando de música, sino que hablaríamos de filosofía de la música.

Por lo tanto la naturaleza de la filosofía es una cuestión interna a la filosofía misma y este es un dato que hay que tener en cuenta y que permite distinguir a la filosofía de otras actividades humanas, científicas o no.

Este saber interno con el que todo filosofo se enfrenta al descubrir la filosofía no debe ser algo que agote sus energías, ya que el conocimiento de la filosofía debería ir orientado más bien a comprender el papel que ha desempeñado en el pasado y presente de la historia humana y el que todavía a de corresponderle en el futuro.

Pero lo más característico y llamativo de esta disciplina es el fuerte desacuerdo que parece existir entre todos y cada uno de los planteamiento filosóficos. Un hecho que se ha repetido a lo largo de la historia de la filosofía. Hegel la describe así:“... un campo de batalla cubierto de cadáveres, un reino no ya solamente de individuos muertos, físicamente caducos, sino también de sistemas refutados, espiritualmente liquidados, cada uno de los cuales mata y entierra al que precede”.

Estos desacuerdos, son para algunos la causa de la falta de respetabilidad para con la filosofía en la sociedad actual. Los intentos de hacer de la filosofía una empresa respetable han ido siempre orientados a incluirla en el ámbito de las ciencias, con el objetivo de regularla y establecer unas bases científicas para ella.

Recordar a Descartes, Leibniz o Spinoza exigiendo una filosofía “more geometrico”y más recientemente Edmund Hursserl, intentando una “ciencia estricta, para finalmente en la actualidad, a través de los nuevos métodos de análisis permitir un cierto orden científico a las disputas filosóficas. Entre estos métodos el más conocido es el de intentar presentar la filosofía no como un saber sobre el mundo, sino como un saber sobre el saber. Algo ya palpable en la filosofía antigua, pero que según algunos pensadores contemporáneos sería en exclusiva su única función.

Este intento de limitar a un análisis conceptual la actividad filosófica, cuyo resultado no sería el conocimiento, sino la clarificación del lenguaje, evitaría la posibilidad de conocimiento. Esto tendría la ventaja de hacer de ella una auténtica profesión, tan digna y necesaria como cualquier otra. Acabando con el desasosiego de ese no saber exactamente cual es su función, pero convirtiéndola en una actividad de “segundo orden”. El descubrimiento de estos problemas lingüísticos permitiría descubrir los absurdo de muchas teorías filosóficas y acabar con todo genero de insolubles problemas filosóficos que han angustiado durante siglos a los hombres.

Tal concepción reduccionista de la actividad filosófica llevaría consigo la eliminación de una gran parte de la historia de la filosofía al afirmar solo el sentido de determinados intereses filosóficos, mientras que el resto serían meros “sinsentidos”, pero este análisis conceptual no acabado con la disparidad de puntos de vista, ya que los resultados del análisis difieren unos de otros notablemente.

Pretender incluir dentro de unas reglas como las que crean el conocimiento científico es algo que no va a funcionar. En primer lugar por el personalista punto de vista del filósofo, la subjetividad en el trabajo del filósofo lo impide. Como segundo punto ha tener en cuenta es la relación con la praxis, la filosofía es eminentemente teórica.

Hay quien pretende salvar el tema de la subjetividad a través de una supuesta falta de “naturaleza esencial” en la filosofía, debido a que todo lo que se encuadra debajo del dintel “filosofía” no tiene ningún punto en común entre sí. Y por lo tanto no se puede hallar la esencia de la misma incapacitándonos para definirla. Según esto la filosofía sería una mera etiqueta. Filosofía de...., de...., de....

Aunque sea difícil determinar su lugar dentro de la cultura eso no quiere decir que no lo tenga. Y aunque haya trabajos dudosamente clasificados como filosóficos, también los hay incuestionablemente filosóficos. Como determinados ensayos sobre problemas que se repiten en la historia del pensamiento y que no se pueden solucionar o responder de forma concluyente.

Sócrates dijo que el comienzo de toda sabiduría está en reconocer la propia ignorancia...

Comentario del Capitulo 1.2 de libro Introducción al pensamiento filosófico: filosofía y modernidad, de Moisés González

07 noviembre 2006

¿Es la filosofía una actividad necesaria hoy?

En este momento la actividad filosófica está sometida a un proceso que cuestiona, no ya, si debe o no incluirse en los nuevos planes de estudios, sino también la sociedad se cuestiona la utilidad de esta actividad humana, empezando por los propios filósofos.

Como pensadores debemos preguntarnos,¿Porqué?¿Qué es lo que hemos hecho para llegar a esta situación?

Primero conozcamos los cargos que se le imputan:

Algunos argumentan, contra la filosofía, que es una actividad sin sentido como Schilck que asegura: “nunca habla con sentido, sino sólo de insensateces carentes de significado”.

Otros menos radicales, reconocen a la filosofía el papel realizado durante su actividad a lo largo de la historia, pero sostienen que su finalidad última ya se ha alcanzado al desembocar y fusionarse con las demás ciencias. Esto es debido a la vieja concepción de la filosofía, que ha concluido necesariamente en la ciencia actual.

Alan Watts, indica que los que al estilo de los antiguos filósofos quieran “vagar por la noche para contemplar las estrella o reflexionar sobre temas tales como el destino del hombre y el significado final del cosmos..., deberían pasear por el campus universitario con la bata blanca del científico”

Es la filosofía la que ayuda crear la ciencia, ahora que la ciencia ya tiene un sistema, una forma de desarrollarse, la filosofía no es necesaria en ese plano. La actual sociedad científico-técnica, no necesita de la filosofía, poco acostumbrada a dar soluciones prácticas tan necesarias en la sociedad actual.

Otro problema al que se enfrenta la filosofía, es precisamente el desvarío de muchos de los filósofos contemporáneos. Empeñados en deslizarse por un pensamiento recursivo, que no lleva a ninguna parte, que les aleja de la realidad y les impide realmente ser útiles a la sociedad, olvidando claramente la principal función de la filosofía, que siempre a sido una actividad critica y creadora que busca la comprensión de los problemas del hombre para responder a estas necesidades sociales.

Watts los critica de esta forma: “En la medida, pues, en que los filósofos profesionales se han encerrado en un juego de palabras para definir la definición, no puede decirse de ellos que sean amantes de la sabiduría. Razonarán, sin fin, sobre el raciocinio; calcularán sobre el cálculo; hablarán sobre el hablar hasta que nadie puede seguirles”.

¿Culpable o inocente?

Estos cargos realizados contra la filosofía no son suficientes para condenar al baúl de los recuerdos a la filosofía, ni afirmar categóricamente que se haya terminado la inspiración filosófica.

Es precisamente en estos momentos de crisis, en la que los filósofos actuales han de despegar el vuelo del pensamiento. Como digo Hegel “la lechuza de Minerva sólo emprende el vuelo al atardecer”.

El desarrollo de la civilización científico-técnica ha dado lugar a contradicciones fundamentales, frustrando la esperanza de una liberación y transformación de la vida humana, y no solo por la posibilidad de la destrucción del planeta entero, con el miedo que esto transmite a la sociedad, sino por la guerra continua y permanente que nos va deshumanizando y degradando en la vida diaria.

Solo de los filósofos actuales a de esperarse la absolución para esta actividad humana, que en lugar de mirarse el ombligo,, sean capaces de explorar por su cuenta y riesgo nuevas posibilidades de pensamiento que permitan colaborar en la interpretación y organización de nuestro mundo, intentando plasmar en la realidad una auténtica vida humana “de acuerdo con la razón”, que nos despego del mito, o lo intento, ya desde el pensamiento griego.

Esta vida “racional” no parece ser una realidad, en la sociedad actual, por lo tanto la filosofía sigue siendo necesaria y un bien deseable, más diría yo, necesario. La des-racionalización de la sociedad actual nos lleva a la conclusión de que tal vez en estos momentos de crisis, la razón y por lo tanto la filosofía es evidentemente una actividad necesaria.

Comentario del Capitulo 1.1 de libro Introducción al pensamiento filosófico: filosofía y modernidad, de Moisés González