Nueva actitud ante la naturaleza
A) EL MUNDO OBJETO DIGNO DE CONTEMPLACIÓN.
Debido a la nueva concepción del mundo, que deja de ser un valle de lágrimas, el estudio de la naturaleza fue una actividad desarrollada en el Renacimiento. Este estudio objetivo, huyendo de cualquier aspecto sobrenatural, dio lugar a la ciencia moderna y al método científico experimental.
Sin embargo, la exploración científica estuvo claramente dividida en dos líneas de pensamiento muy diferentes.
La primera de ellas corresponde a la escuela paduana, y Pomponazzi es su máximo exponente. Utilizando como modelo a Aristóteles busca una concepción del mundo naturalista, en la que las fuerzas de la naturaleza ejercen su acción sobre todos los seres. Creando un concepto astrológico de la causa, cosa que Galileo reemplazará por el físico-matemático, para obtener una ciencia exacta de la naturaleza.
La segunda es la que representa Bruno, para el que el universo es algo infinito y al devolver a Dios a su mundo, entiende a Dios en todas las cosas. Y su exaltación poética del universo siempre respeta la objetividad, ya que el conocimiento es siempre anterior al amor. Como gran diferencia con la concepción Medieval, con un mundo finito, inmutable y cerrado.
B) EL HOMBRE DOMINADOR DEL MUNDO POR SU CONOCIMIENTO Y VOLUNTAD.
En el Renacimiento se entendió el saber no como mera contemplación sino como una obra activa, estamos ante un tipo de saber que necesita “ensuciarse las manos” como indica Leonardo da Vinci, añadiendo la obra al pensamiento. El saber debe ser operativo.
Antes de que la ciencia moderna se consolidara, la magia ocupó un lugar muy importante en el Renacimiento, al entenderla como la actividad capaz de transformar la naturaleza mediante el conocimiento de sus leyes y de las fuerzas que la pueblan. Es la cima de todas las ciencias y utiliza sus conocimientos para llevarlos a la práctica. Esta magia no tiene nada que ver con la medieval que no pasa de ser pura superstición. La magia “científica” es negada más adelante por la ciencia moderna, que considera al mundo como un sistema matemático orgánico, como lo presenta Galileo y no como un ser vivo y divino.
El primer crítico de la magia fue Leonardo da Vinci, aunque su forma de entender el saber operativo es herencia de la magia. También Bacon bebió esa concepción para entender la ciencia como poder pero para ello, para que funcione, todo se debe hacer con el método científico.
C) DE LA MAGIA A LA CIENCIA: GALILEO Y EL MÉTODO CIENTÍFICO.
La naturaleza se presenta a Galileo como un sistema sencillo y ordenado “la naturaleza no hace por medio de muchas cosas lo que puede hacer con pocas”, nos dice Galileo. Para el la naturaleza es el dominio de las matemáticas. De forma que todo ha de demostrase a través del método científico. A la naturaleza no le gusta la poesía. Esta empresa tan compleja lleva a que en muchas ocasiones solo se pueda llegar a meras conjeturas. Galileo rechaza cualquier tipo de concepción antropomorfa y antropocéntrica de la naturaleza.
Y lo que realmente le separa de los “magos” es el método, que debe apoyarse en rigurosas demostraciones. Observación y demostración son los pilares del método. Este trabajo dio lugar a la llamada revolución científica del siglo XVII.
Galileo diferencia entre el lenguaje matemático-científico del filosófico, al que llamo genéricamente “estudios humanos”, desdeñando la filosofía naturalista que existía en su época, pero el pensamiento moderno que comienza con Galileo defiende la necesidad de “aprender a rehacer los cerebros de los hombre y a hacerlos capaces de distinguir entre lo verdadero y lo falso”.
La confianza en la razón de los humanistas se ha transformado en Galileo en la fe en la razón científica o en la ciencia sin más, como dice Ortega el hombre moderno vive en la ciencia y hace que la ciencia sirva de base al sistema de sus convicciones. Galileo se convierte en iniciador de la Edad Moderna y por eso su figura nos interesa tanto.
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